Una vasta melancolía invade mi ser
extraños paisajes al atardecer
nublan mis ojos de miel
el sino del ayer etéreo
la luz amarga de la vida
espero sin pensar en qué
miradas perdidas sin fe
aturdidos pájaros voltean el aire
clamando al cielo
pétreos caminos sin recorrer
malaventura y calamidad
se difuminan tras de mí
el sol vuelve a nacer
y yo, en fin, pasaré.
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